Hace
unos días le pedí prestado a un estudiante un corrector. Este con mucha celeridad
accedió a prestármelo y rápidamente se marchó. Cuando advertí que se iba le
dije “oye espera el corrector”, pero él me respondió: Profesor es regalado,
porque las clases terminan hoy. Y sin nada más que decir se fue.
La
respuesta de este joven me hizo reír, porque aunque ese día finalizaba el
primer semestre, él tendría que retornar en enero a reanudar sus estudios. Y curiosamente
necesitaría ese corrector que me regaló.
A
pesar de que la repuesta de este estudiante me causó risa, también me hizo
reflexionar.
En
esos momentos pensé que así como ese joven creyó que ese era el último día de docencia,
asimismo en estos días hay mucha gente que cree que diciembre es el último mes
de la existencia humana. Y se lanzan a vivir una vida de excesos. Despilfarran su
dinero en un abrir y cerrar de ojos y luego se endeudan. Comen y beben desmedidamente, no se
pierden una fiesta y conducen temerariamente. Es como si en estos días echáramos la racionalidad a la basura.
Y
como he de esperarse toda esta efervescencia culmina en crisis, tragedia y
muerte. El que se suponía que era el mes
“más feliz del año” se convierte para mucho en una pesadilla.
DICIEMBRE
es el último mes del año, no de la existencia humana. Estamos aquí hasta que
Dios quiera. Así que, aprovechemos estos días para compartir moderadamente con
nuestros familiares y amigos. Y sobre todo, para meditar sobre el verdadero
significado de esta época, reflexionar en Jesús, en lo que vino a hacer por
nosotros y en lo que espera de nosotros.
Excelente!!!!!
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