Esdras

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En una sociedad relativista como la nuestra los hechos claramente objetivos se degeneran con el tiempo y adquieren nuevos matices semánticos, hasta el punto que el significado original de los hechos se desvirtúa. Tal es el caso de la navidad, que de ser un tiempo en el que se celebraba el nacimiento de Jesús ha pasado a ser la antítesis de esta festividad. Hoy es una época de consumismo y derroche en su máxima expresión.  

Sin embargo, es justo reconocer que no todo es negativo en esta época, también ocurren cosas positivas. Se producen reuniones familiares, encuentros con viejos amigos y se degustan ricos manjares. Todo esto es importante. Pero, celebrar estas cosas más que el nacimiento de Jesús, es como que el día de la boda el novio se deleitara más en la cena que en la novia. Algo totalmente absurdo.

El verdadero significado de la navidad se resume en esta expresión: “Y aquel Verbo fue hecho carne” ...  (Juan 1:14). Esto te podría sonar esotérico, sin embargo, es la verdad más portentosa, pues nada podría ser más significativo en la vida que celebrar que Dios hijo, CREADOR del universo, se despojó de su gloria, adoptó un cuerpo humano y murió en una cruz para salvarnos del pecado y librarnos de la condenación eterna.

En términos más llanos, la navidad significa que Jesús se humilló hasta el nivel más bajo para sentarnos junto a él en el nivel más alto. El pastor Miguel Núñez lo dice de esta manera: Cristo fue de la gloria a la humillación para llevarnos de la humillación a la gloria”.
           
Hoy 25 de diciembre celebro la navidad recordandotres verdades. 1) Jesús se hizo carne para ofrecer el sacrificio perfecto que tú no podías ofrecer (Juan 1:29). 2) Ahora podemos conocer a Dios de manera más profunda, pues el verbo hecho carne es el pináculo de la revelación divina (Colosenses 1:15).  3) Con su encarnación Dios se identificó plenamente con nuestro sufrimiento y debilidades, de manera que ahora tenemos a quien recurrir cuando sufrimos y somos débiles (Hebreos 4:15).

La primera constitución dominicana se promulgó el 6 de noviembre de 1844 en la ciudad de San Cristóbal. Aproximadamente ocho meses después de la declaración de independencia.

Esta primera carta magna no fue lo que debió ser. Debió ser un documento que garantizara los derechos fundamentales de los ciudadanos de la naciente República Dominicana. Pero lejos de esto fue una constitución hecha a la medida de Pedro Santana.

En principio los miembros de la Constituyente, encabezada por Manuel María Valencia, presentaron un proyecto constitucional liberal, el cual protegía los derechos fundamentales de los dominicanos.

Pero el general Pedro Santana lo rechazó vehementemente. Y presionó con el ejército a los miembros de la constituyente para que modificaran esta constitución e introdujeran el lúgubre artículo 210.

El artículo 210 le concedía poder ilimitado a Santana y lo despojaba de toda responsabilidad penal. Fue bajo este marco legal dictatorial que posteriormente Santana exilió de por vida al prócer Juan Pablo Duarte y fusiló a María Trinidad Sánchez, la mujer que confeccionó la primera Bandera Nacional.

De manera que, aunque hoy conmemoramos el día de la Constitución, también debemos saber que esa primera carta magna no era una guardiana de los derechos fundamentales del pueblo dominicano, sino un documento jurídico que legitimaba una dictadura

 
En el 2000 la deuda publica dominicana era de US$4,460 millones y en la actualidad es de 47, 513.2 millones de dólares. Es decir, en 18 años la deuda pública se ha incrementado en más de un 850%.

Un hecho claro que muestra este marcado aumento de la deuda pública es que este año esta aumentó 3,447.3 millones de dólares en relación al año 2018, por eso la deuda pública pasó de 44 065.9 millones en el 2018 a 47, 513.2 millones en el 2019.

El total de la deuda publica dominicana representa más del 50% del PIB. En este sentido la deuda crece más que la economía. Del 2012 al 2018 la economía creció en promedio un 6.5%, mientras que la deuda creció en promedio un 13.5% en ese mismo periodo.

Evidentemente estos niveles de endeudamiento son preocupantes. Pero lo más preocupante de todo esto es que nuestro Gobierno está destinando cada vez más de los impuestos que pagamos para pagar los intereses de la deuda (no la deuda real). Por ejemplo, en este año se ha destinado el 24.5 % de los ingresos tributarios para pagar los intereses de la deuda pública, lo cual está por encima del promedio de Latinoamérica que es de un 15.9%. Y para el 2020 según proyecciones de CREE este monto subirá a un 25%, es decir de cada 100 pesos que se recaude de impuestos 25 serán destinados al pago de intereses de la deuda pública.

Este progresivo aumento de la utilización de los ingresos tributarios para pago de intereses muestra que la sostenibilidad de la deuda publicado dominicana se está deteriorando., pues nuestro sistema tributario no resiste tantas deudas.